¡Vivir en el extranjero puede abrir puertas inimaginables en nuestras vidas!

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Siempre he sido una persona a la que le gustaban los retos y probar cosas nuevas. Desde joven soñaba con viajar y conocer otras culturas, pero nunca imaginé que esto me llevaría a formar mi vida aquí en Irlanda.

La oportunidad de vivir en otro país surgió después de mucha planificación y cierto grado de riesgo y cambió mi vida por completo, brindándome experiencias que nunca hubiera vivido si me hubiera quedado en mi zona de confort.

Desafiando la zona de confort

Acababa de graduarme de la universidad cuando recibí una buena oferta de trabajo en una gran empresa en Brasil. Confieso que allí podría iniciar una buena carrera en el área de finanzas del país.

Incluso me emocionaba la idea, sin embargo, el sueño que tenía de vivir en el extranjero era mucho más grande. Era como si tuviera que pasar por esta experiencia. Si no hubiera decidido cambiar tal vez todavía sería infeliz hoy.

Así que di el primer paso, dejé todo lo que tenía y me aventuré. El primer shock que tuve fue adaptarme a la cultura local. Vivir en un país donde las tradiciones y costumbres eran diferentes a las mías tomó tiempo y paciencia para adaptarse.

Aprender un nuevo idioma también fue un desafío, pero poco a poco fui mejorando y acostumbrándome a la rutina. Al principio trabajé como mesero, ya medida que mejoraba mi inglés, fui creciendo profesionalmente.

Nuevas oportunidades

Uno de los beneficios más importantes de vivir en el extranjero que veo por mí mismo es la posibilidad de conocer gente de diferentes orígenes y culturas. Me abre puertas a oportunidades que nunca hubiera tenido si me hubiera quedado en mi ciudad natal.

Además, la exposición a nuevos conocimientos, experiencias y formas de pensar es invaluable para el crecimiento personal y profesional. Cuando monté SEDA, tuve la oportunidad de trabajar en proyectos con equipos de diferentes países y aprendí mucho de ello.

Sin mencionar que comenzar un negocio en un país diferente me dio una perspectiva más amplia del mundo de los negocios y me preparó para enfrentar desafíos que antes pensaba que eran insuperables.

Enriquecimiento personal

Vivir en el extranjero también me ha proporcionado una gran cantidad de experiencias personales. Conocer nuevos lugares, probar diferentes tipos de comida y experimentar tradiciones me abrió los ojos a un mundo mucho más amplio de lo que imaginaba.

Todos los días aprendí algo nuevo y me ayudó a crecer como persona ya apreciar las diferencias culturales.

Vivir lejos de casa me ayudó a desarrollar habilidades como la independencia, la resiliencia y la capacidad de adaptarme a nuevas situaciones. Aprender a valerme por mí mismo, sin la ayuda de familiares o amigos, me ha convertido en una persona más fuerte y con más confianza.

Nuevas perspectivas

Finalmente, puedo decir que al vivir en el extranjero, también tuve la oportunidad de ver Brasil desde una nueva perspectiva. La distancia me ha permitido evaluar de forma más crítica cosas que antes daba por sentadas.

Esto me ayudó a tener una visión más amplia del mundo ya entender que hay diferentes formas de pensar y de vivir. Por eso, creo que vivir en el extranjero abre puertas inimaginables en nuestras vidas.

Y por eso abracé el intercambio como una de las causas de mi vida, ¡ayudar a las personas que también tienen ese deseo!

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