Después de la pandemia, quedé completamente convencido de que el trabajo desde casa crecería a pasos agigantados en todo el mundo. Pero esta tendencia no fue confirmada.
Tal fue mi sorpresa cuando encontré datos publicados por la revista VOCÊ RH que mostraban que sólo el 7,7% de las vacantes anunciadas en Brasil tenían la posibilidad de trabajar desde casa.
En 2022 este índice fue del 12,6%, lo que supone una caída del 40%. Entonces me pregunto: ¿qué llevó a esto? Ya que una encuesta realizada por Infojobs mostró que el 85,3% de los profesionales cambiaría de trabajo por más días trabajando desde casa.
Esta misma encuesta también arrojó que el 64,4% de las personas que regresaron a trabajar de manera presencial dijeron que su calidad de vida había empeorado. Intrigado por esta pregunta, decidí investigar más sobre el tema.
¿Por qué ha caído el trabajo desde casa?
Como todos saben, soy partidario de trabajar desde casa y los datos presentados anteriormente me intrigaron. Si la absoluta mayoría de los empleados prefiere trabajar a distancia, ¿por qué las empresas insisten en el trabajo presencial?
Para responder a esta pregunta, busqué investigaciones empíricas y encontré un estudio del MIT que comparaba el desempeño de los trabajadores de una empresa india en dos regímenes: presencial y remoto.
Esta investigación concluyó que los trabajadores que trabajan desde casa eran un 18% menos productivos que aquellos que trabajaban desde casa.
No satisfecho, seguí investigando y encontré otro experimento en 2022 que llegó a una conclusión similar. Fue realizado por investigadores de la Universidad de Chicago y analizó a trabajadores del sector TI.
En este último estudio, la caída de la productividad fue del 19%. Entonces me vino de nuevo la pregunta: ¿por qué los empleados son menos productivos bajo este régimen? Siempre imaginé todo lo contrario.
Las hipótesis aún no son concluyentes
Con los datos en la mano, analicé qué hace que los trabajadores sean menos productivos cuando trabajan desde casa y aún no he encontrado una conclusión plausible.
Entre las hipótesis que plantean los estudios, la más sensata es la de la comunicación obstaculizada. En otras palabras, tienes un pequeño problema que resolver, al estar presencialmente ya respondes tu pregunta allí mismo, en la oficina central debes esperar a que alguien responda tu mensaje.
Otra posibilidad es la falta de creatividad provocada por la no interacción, ya que muchas ideas surgen durante los almuerzos o conversaciones informales.
Finalmente, para creer realmente en los datos, leí una revisión de la literatura realizada por Stanford y WFH Research que concluyó que el trabajo totalmente remoto tiene una caída de entre el 10% y el 20% en la productividad.
Por tanto, dejando de lado las suposiciones, la conclusión es que el trabajo presencial es más productivo, y por tanto beneficia a las organizaciones.
Pero ¿qué pasa con la calidad de vida?
Las 3 encuestas se acercaron mucho al resultado de que la productividad baja cuando se trabaja desde casa, y posiblemente los directivos también debieron haber leído estos estudios y por eso hubo una caída en la contratación en este formato.
Sin embargo, aquí sólo estamos considerando la productividad, no la calidad de vida. Los empleados pueden estar más concentrados trabajando en persona, pero ¿serán más felices? Por lo que muestra la investigación de Infojobs, no.
Entonces pregunto: ¿solo importa la productividad?
A partir de estas reflexiones se concluye que el régimen híbrido puede ser la solución ya que es la unión de lo útil y lo placentero. Pasar 3 días a la semana en la empresa, y 2 en casa, puede dar satisfacción a los empleados y al mismo tiempo minimizar la caída de la productividad.
Todavía es necesario realizar más estudios sobre el tema. Pero veo que las empresas no sólo deberían considerar la productividad, sino también la salud y el bienestar mental de su equipo. Y por eso sigo defendiendo la libre elección de cada persona.
