Aquella fue una mañana que se parecía a cualquier otra. Me levanté, desayuné y vi las noticias antes de empezar a trabajar.
Me encontré con una noticia que me llamó la atención: una posible epidemia de Covid-19. En ese momento, no sabía cómo podía poner el mundo al revés.
Sinceramente, no pensé mucho en ello aquella fría mañana de enero. Al cabo de unos días, me di cuenta de que la situación estaba empeorando.
No pasó ni un mes y entonces llegó la noticia de la pandemia, luego el cierre y la desesperación de todos los que como yo emprenden el formato físico.
¿Qué hacer ahora?
Esa fue la primera pregunta que me vino a la mente. Llevaba tiempo estudiando los formatos digitales y ya ofrecía cursos de inglés en línea.
Sabía que esto sería el futuro. Pero no me imaginaba que el futuro llamaría a mi puerta tan rápido, y digamos que desesperadamente.
Al igual que otros miles de empresarios, me vi obligado a reinventarme. No había otra manera. Esta era la única forma plausible.
Intensifiqué mis estudios en marketing digital, creé algunos productos online y vi que había una gran demanda que debía ser satisfecha.
Pero lo que se desveló ante mí fue algo aún mayor: me encontré con el mundo de las startups y las fintechs en pleno crecimiento.
El futuro estaba delante de mí
En ese momento, estudiando nuevas posibilidades me encontré con un nuevo mundo que ya conocía, pero en el que aún no me había aventurado.
Fue entonces cuando vi que podía ir más allá. Me encanta SEDA, es la escuela que ha hecho realidad muchos sueños en mi vida.
De hecho, cada vez nos dedicamos más a crear nuevos contenidos, abriendo nuevas puertas y nuevas posibilidades. Pero vi que también podía animar a otras empresas, convirtiéndome en un inversor ángel.
Ese fue el comienzo de mi coqueteo con las startups y las fintechs
A partir de ese momento empecé a fijarme más en las startups y fintechs del mercado. Empecé a analizar nuevas ideas, a considerar negocios innovadores y a arriesgarme en un mundo nuevo.
Puedo decir que en el poco tiempo que llevo en este mercado, he aprendido mucho, muchísimo. Y me enorgullece saber que he fomentado muchas ideas.
Algunos no funcionaron, otros están empezando a ponerse en marcha y otros ya están despegando. Lo que vi es que, por encima de todas las ideas, son las personas las que hacen que este mundo de las startups sea fantástico.
Al fin y al cabo, son ellos los que piensan en situaciones que pueden mejorar el mundo, contribuyendo a que reine una nueva ERA. Y eso me llena de esperanza al saber que estamos construyendo un entorno mejor y más justo para todos.
