Disciplina + Persistencia = Realización

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Hay una ecuación en la vida que, por simple que parezca, a menudo es subestimada, olvidada o incluso desconocida por muchos.

Consta de dos elementos clave más una operación fundamental, cuyo resultado es la base del camino al éxito: Disciplina + Persistencia = Realización.

Disciplina

La disciplina es el primer elemento de esta ecuación. Sin embargo, no es esa disciplina militar, rígida e inflexible, sino una disciplina intrínseca, interna, autodeterminada.

Ella es la que nos hace despertar temprano todos los días para ir al trabajo, incluso cuando la cama parece mucho más acogedora. Ella es quien nos lleva a elegir la comida sana por encima de la comida rápida, incluso cuando la hamburguesa se ve mucho más deliciosa.

Es la disciplina que nos mantiene estudiando, incluso cuando la televisión o las redes sociales intentan seducirnos con entretenimiento pasajero.

Persistencia

El segundo elemento es la persistencia, la hermana resistente de la disciplina. Si la disciplina es el motor que nos pone en movimiento, la persistencia es el combustible que mantiene ese motor en marcha.

Nos mantiene en marcha, incluso cuando estamos exhaustos. Para seguir luchando, incluso cuando las probabilidades parecen estar en nuestra contra. Ella nos hace seguir creyendo, incluso cuando otros dudan de nuestra capacidad.

La operación fundamental que une estos dos elementos es el simple “más”. No es una multiplicación o una división, lo que podría complicar la ecuación. Es solo un simple “más”.

Esto significa que la disciplina y la persistencia deben estar presentes simultáneamente. No tiene sentido tener disciplina sin persistencia, así como no tiene sentido tener persistencia sin disciplina. Uno sin el otro es como un carro sin ruedas o un bote sin remos.

Realización

Finalmente, el logro es el resultado final de esta ecuación. Pero, ¿qué es el logro? Eso es lo que se siente al lograr algo que te propusiste hacer. Es la satisfacción de alcanzar una meta, de superar un reto, de superar un obstáculo.

Es la alegría de ver un sueño hecho realidad, un proyecto hecho realidad, una idea materializada. Pero sobre todo, ella es la prueba de que la disciplina y la persistencia realmente funcionan.

Esta ecuación, aunque sencilla, requiere mucho trabajo, dedicación y, sobre todo, tiempo para mostrar resultados. No es una ecuación que se pueda resolver en un día, una semana o incluso un mes. Debe resolverse a lo largo de la vida.

Entonces, la próxima vez que sientas la tentación de rendirte, abandonar un sueño o desacreditarte, no olvides esta ecuación.

Recuerde que la disciplina y la persistencia, cuando se combinan, pueden conducir al logro. E incluso si el viaje es difícil, el resultado final siempre será gratificante.

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