En 2008, las calles de Dublín estaban llenas de gente animada, pubs resonando con música en vivo y un joven brasileño buscando su lugar bajo el sol en tierras extranjeras.
Era yo, con un sueño de estudiar, un feroz deseo de triunfar y una bandeja en la mano, sirviendo mesas como mesero. Ese año, Irlanda era un campo fértil para jóvenes llenos de sueños y con hambre de oportunidades. Pero también era un lugar desafiante.
El clima era diferente al que estaba acostumbrado en Brasil, el idioma no era mi lengua materna y la añoranza de mi hogar siempre estaba presente. Pero tenía una visión: quería más que simplemente vivir el presente. Quería crear un legado.
Noches frías en Dublín
Las frías noches en Dublín se veían compensadas por la cálida interacción con los clientes. Cada uno con su historia, cada uno con su trayectoria.
Muchos eran estudiantes internacionales, al igual que yo, que venían a Irlanda en busca de una educación de calidad y una experiencia internacional. Y fue en ese ambiente, escuchando las historias y desafíos de los estudiantes, que nació la idea de SEDA College.
En 2009, con el dinero que había ahorrado y la experiencia acumulada al interactuar con estudiantes internacionales, decidí invertir en educación.
Noté que había un hueco en el mercado: una institución que realmente entendiera las necesidades de los estudiantes extranjeros, que ofreciera no solo clases de calidad sino también una experiencia de intercambio completa.
El comienzo de un sueño
Fundar SEDA no fue fácil. Como en cualquier negocio, hubo momentos de duda, incertidumbre y desafíos financieros. Pero lo que me mantuvo firme fue la pasión por la educación y el deseo de marcar la diferencia en la vida de los estudiantes.
Cada día, SEDA crecía. Escuchábamos los comentarios de los estudiantes, adaptábamos nuestra metodología e invertíamos en profesionales cualificados. El mesero que una vez sirvió cervezas en pubs irlandeses ahora estaba brindando conocimiento y oportunidades.
SEDA College se convirtió en algo más que una simple escuela de inglés; se transformó en una comunidad, un hogar lejos del hogar para estudiantes de todo el mundo.
Hoy, al mirar atrás, me doy cuenta de que fue la combinación de mi experiencia como mesero, escuchando y entendiendo las necesidades de la gente, junto con mi intrínseco deseo de marcar la diferencia, lo que me llevó a fundar SEDA.
Creo firmemente que cada desafío que enfrentamos en la vida es una oportunidad disfrazada. Y para mí, servir mesas fue mi oportunidad disfrazada.
Cree en tus sueños
Para todos los que están leyendo mi historia, quiero dejar un mensaje: cree en ti mismo, enfrenta los desafíos y nunca dejes de soñar. A veces, el viaje puede ser difícil, pero es el trayecto lo que nos forma, nos moldea y nos prepara para los grandes momentos.
Si yo, un simple mesero, pude fundar una de las escuelas de inglés más reconocidas de Irlanda, tú también puedes hacer realidad tus sueños.
La vida está hecha de elecciones, y yo elegí creer. Elegí ser más que un simple mesero. Elegí ser un emprendedor, un educador y, sobre todo, un soñador. ¿Y tú, qué eliges ser?
