Todos soñamos de niños con alguna profesión: astronauta, modelo, veterinario, profesor, empresario o incluso ser mayor.
Cuando se pregunta a un niño qué quiere ser de mayor, las respuestas son de lo más variadas y prácticamente todas espontáneas.
Por supuesto, en la primera infancia aún no sabemos exactamente cuáles son nuestras aptitudes y, por tanto, no tenemos autoridad para elegir nuestra profesión.
Pero, para bien o para mal, ya podemos ver cuáles son nuestros verdaderos talentos, las aptitudes que traemos y lo que nos gusta hacer.
¿Y qué cambia en el transcurso de nuestro viaje?
Si muchas aptitudes y talentos se descubren cuando aún somos jóvenes, ¿por qué nos desviamos de este camino a lo largo de nuestra trayectoria?
Es una pregunta intrigante y, en mi opinión, podría haber muchas razones. Una de ellas es querer nadar a contracorriente.
Por ejemplo, imaginemos que tiene una gran facilidad para las artes y las humanidades y una dificultad algo mayor para las ciencias exactas.
Cómo escribir un texto le resulta muy fácil, ¿qué hace? Empiezas a dedicarte a lo que es difícil y desafiante. El problema es que debido a esta dedicación acabas eligiendo una profesión en un área que no es tu talento natural.
Sin embargo, con el tiempo te das cuenta de que lo que era fácil es precisamente lo que te daría placer pasar el resto de tus días trabajando.
¿Y entonces ya es demasiado tarde?
Si hubiera escrito este texto hace unos años, tal vez podría decir que, dependiendo de tu edad, es demasiado tarde para volver a empezar. Pero hoy lo veo de otra manera.
Creo que el mundo está cambiando. Está más abierta a aceptar profesionales de los grupos de edad más variados del mercado laboral.
Hay situaciones que antes eran inesperadas y que ahora son normales, como que alguien mayor de 40 años trabaje como becario en una empresa.
Todo es posible si se tiene la humildad de empezar de nuevo en otra profesión. Pero la buena noticia es que si la profesión es tu verdadera vocación, crecerás rápido en ella.
El error de buscar el dinero
Otro error que hace que muchas personas abandonen su vocación y caigan en una profesión equivocada es buscar sólo algo que dé dinero y no satisfacción.
Evite este error a toda costa. El dinero es la consecuencia de un trabajo bien hecho y no debe ser la causa de tu vida. Es importante tener dinero, sin duda.
Pero no serás feliz en una profesión que no te gusta sólo porque esté muy bien pagada. Y será aún más difícil llegar a la cima si no pones el corazón en lo que haces.
Así que lo que tengo que decir es que recuerdes lo que te hubiera gustado hacer de niño y, por qué no, persigas ese sueño que yace latente en tu interior.
