Cuando la gente me pregunta si apuesto por las ideas, digo que no. Muchos se sorprenden y dicen: ¿qué quieres decir, James?
Respondo: más que apostar por las ideas, apuesto por las personas. Bueno, las ideas no valen nada si no tienes gente capaz de ejecutarlas.
He visto a personas con ideas brillantes que, en el fondo, sabían que tendrían grandes dificultades para ponerlas en práctica.
Y también he apostado por ideas que no eran tan buenas, sólo porque confiaba en la persona y sabía que haría todo lo posible por hacer realidad el proyecto.
La gente mueve el mundo
Es lógico pensar así. Después de todo, ¿de dónde vienen las ideas? Si te paras a pensarlo, no están en el aire, ni aparecen al azar, como en una ráfaga de viento.
Las ideas no son más que una creación mental de alguna persona. Por lo tanto, para que se concreten, es necesario que esta persona las ponga en marcha.
Por lo tanto, si la persona que tuvo la buena idea no es capaz de ejecutarla, no servirá de nada. Por lo tanto, apostar por las personas debería ser el primer punto a tener en cuenta.
Netflix no nació con la propuesta de hoy
Me gusta poner algunos ejemplos para defender mi teoría. El Netflix que revolucionó la industria del cine no nació con la propuesta que es hoy.
En aquel momento, la idea inicial era sólo ser un servicio de entrega de vídeos. Una bonita idea de arroz y frijoles, ¿verdad? Así es. La idea era tan débil que cuando se la ofrecieron a Blockbuster, el mayor videoclub de la época, fue rechazada inmediatamente.
Sin embargo, con lo que no contaban era con que por encima de las ideas están las personas. Y los fundadores de Netflix estaban motivados para cambiar el mercado. El problema de tener que ir a un videoclub para alquilar una película seguía molestando.
Idea va, idea viene, y tuvieron la genial idea de crear un plan de suscripción para ver películas. Bingo. Ha funcionado.
¿Y qué pasó con Blockbuster? Pues bien, se ha ido a la quiebra. ¿Ahora te imaginas que la cadena hubiera apostado por esos jóvenes? Seguramente estará más vivo que nunca.
Por lo tanto, apuesta por las personas y no por las ideas
Basándome en lo que acabo de destacar, vuelvo a insistir en que lo importante es apostar por las personas y no por las ideas. Las ideas se pueden trabajar, cambiar, reinventar.
Pero la gente que tiene un brillo en los ojos, que tiene el firme deseo de cambiar el mundo y quiere resolver un problema a toda costa. Estos son raros.
Y cuando los encuentras, no puedes dejar escapar ese talento. Agárralos con las dos manos y estén seguros de que, cuando llegue el momento, crearán algo sencillamente espectacular.
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